31 de diciembre de 2025
# Ver, decidir y actuar: cómo la IA está moviendo el valor del trabajo en 2026
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## Algo está cambiando
Es la última semana de 2025.
Si este año te ha dejado una sensación rara con la inteligencia artificial, no estás solo. No es exactamente miedo. Es más bien pérdida de referencia. Internet, las redes, la publicidad, el trabajo, las empresas. Todo sigue funcionando, pero ya no suena igual.
Por fuera, la vida continúa. Seguimos trabajando. Cumpliendo objetivos. Cerrando el año.
Por dentro, hay ruido. Inquietud. La sensación de que esto no va a seguir así mucho tiempo.
No es exageración. Es una señal.
Lo que está pasando no es “una herramienta nueva” ni “otra tecnología más”. Esa etiqueta sirve para tranquilizarnos, para convencernos de que no pasa nada grave. Pero lo que ha cambiado no es la herramienta. Es el entorno.
Durante años hemos vivido bajo un contrato implícito bastante sencillo:
si estudio, si trabajo bien, si soy constante, mi sitio está más o menos asegurado.
No perfecto. No blindado. Pero razonablemente estable.
Ese contrato se está rompiendo.
No porque alguien sea malvado, ni porque un grupo de poder haya decidido fastidiarnos la vida. Se rompe porque ahora existe algo que produce resultados a una velocidad y a un coste que, hasta hace muy poco, eran impensables.
La IA resuelve tareas. Muchas. Cada vez más. Cada vez mejor.
Y cuando algo resuelve tareas más rápido, más barato y de forma suficientemente buena, **el valor del trabajo cambia**. Da igual si te gusta o no. Da igual si celebras cada fallo de la IA para sentir alivio. El cambio no va de lo que hace mal, sino de todo lo que ya hace bien.
La frase “la IA va a quitar trabajos” se queda corta y, además, nos deja en un lugar pasivo. Como si solo pudiéramos esperar a ver qué pasa.
Una forma más precisa de decirlo sería esta:
> La IA está cambiando la posición del ser humano en el trabajo.
## El valor se mueve
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Durante mucho tiempo, el valor profesional se apoyó en saber hacer cosas y en ejecutarlas bien. **Conocimiento** y **ejecución** eran diferenciales.
Eso sigue importando, pero cada vez menos.
El conocimiento se abarata. La ejecución se acelera. Lo que antes era difícil ahora es trivial. Y cuando algo deja de ser escaso, deja de ser valioso.
El valor se está moviendo.
No hacia “decidir en base a datos”. Eso también lo hace la IA.
Se mueve hacia decidir con criterio.
Decidir qué problema merece tu tiempo.
Decidir qué pregunta está bien formulada.
Decidir qué no se automatiza y por qué.
Decidir qué resultado es aceptable.
Decidir cuándo una respuesta suena bien… pero está equivocada.
Decidir con experiencia. Decidir con contexto. Decidir cuando no hay una respuesta obvia.
Decidir, de verdad, es el nuevo diferencial. Y decidir es agencia.
## Delegar no es gratis
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Aquí aparece el punto delicado de este momento.
La IA es una herramienta extraordinaria para delegar tareas. Y delegar tareas es sano. Nos libera tiempo, energía y foco.
El problema es que la frontera entre delegar tareas y delegar pensamiento es muy fina.
La IA no solo resuelve tareas manuales o repetitivas. También resuelve tareas intelectuales de alto nivel. Redacta, resume, compara, argumenta, decide por ti si se lo pides.
Y los humanos, cuando estamos cansados, con prisa o bajo presión, elegimos el camino fácil. No por vagancia, sino por supervivencia.
Es más cómodo dejar que la herramienta piense. Sales del paso. Cumples. Avanzas.
Hasta que un día te das cuenta de que ya no recuerdas cómo razonabas ciertas cosas sin ayuda. De que usas una IA para traducir un idioma que antes dominabas. De que produces más… pero decides menos.
Lo que no usas, se atrofia.
Por eso lo que habría que cuestionarse no es “qué herramienta usar”, sino:
**¿qué estoy delegando exactamente?**
Delegar tareas está bien. Delegar criterio no.
## Identidad en juego
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Hay otra capa más profunda en toda esta incomodidad.
A mucha gente no le asusta la tecnología. Le asusta que la tecnología haga abundante lo que antes era escaso.
Durante años, parte del valor profesional venía de ocupar un lugar difícil de reemplazar. De ser “el que sabe”, “el que resuelve”, “el experto”.
¿Qué pasa cuando saber, hacer o producir deja de ser una ventaja clara?
No aparece solo el miedo a perder un trabajo. Aparece algo peor: **miedo a perder la identidad**.
Si durante años tu historia fue “yo soy el que resuelve”, ¿qué queda cuando resolver ya no te distingue?
Queda ruido. Comparación. Ansiedad. Sensación de estar a la intemperie.
Eso es, en gran parte, lo que ha sido 2025.
## 2026 no va de información: ver y actuar
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En 2026 no vamos a tener un problema de información. Vamos a tener un problema de **agencia**.
Información habrá de sobra. Opiniones también. Tendencias, gurús, titulares exagerados y cursos milagro, sin límite.
Lo que va a escasear es gente capaz de **ver** el mundo como es y **actuar** en consecuencia.
**Ver** el mundo como es no es cómodo. Te obliga a dejar de mentirte un poco. A aceptar qué cosas no vuelven. Qué parte de tu valor era rutina. Qué parte de tu seguridad era costumbre.
Y **actuar** en consecuencia tampoco sale gratis. Implica cambiar. Probar. Practicar. Equivocarse. Hacer distinto cuando lo de antes ya no funciona, aunque durante años haya funcionado.
Aquí es donde mucha gente se convierte en NPC.
NPC no es alguien tonto. Es alguien que repite guiones. Que hace las cosas "como se han hecho toda la vida". Que consume ideas y las recita. Que dice “hay que ponerse con la IA” como quien dice “este año sí voy al gimnasio”.
Y luego sigue igual.
Hablar cuesta menos que hacer.
## Dos objetivos simples para 2026
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Si tuviera que resumir un propósito claro para 2026, serían solo dos cosas.
### Despertar
No en plan místico. En plan práctico.
Despertar es entender el marco. Distinguir señal de ruido. Detectar cuándo te están vendiendo humo. Y, sobre todo, detectar cuándo te lo estás vendiendo tú, a tí mismo.
Preguntarte si tiene sentido seguir haciendo las cosas igual. Si de verdad tiene sentido trabajar como antes en un entorno que ya no es el mismo.
### Pasar a la acción
Acción no es hacer más. Es hacer distinto.
Es aprender a trabajar con IA sin volverte dependiente. Entrenar criterio. Saber pedir, validar, contrastar. Convertir conversaciones en decisiones y decisiones en resultados.
## Mi posición en 2026

Durante 2026 yo voy a estar exactamente en ese punto entre el “esto me preocupa” y el “lo estoy haciendo”.
Cada duda se va a convertir en una prueba. Cada idea, en un experimento. Cada conversación, en algo accionable. No porque tenga todas las respuestas, sino porque tengo muchas preguntas. Y quedarse en el discurso ya no es una opción.
Nunca ha sido tan cierta la frase: **eres lo que haces, no lo que dices que haces**.
No sé si 2026 va a ser un gran año. Lo que sí sé es que va a separar muy rápido a quien decide pensar por sí mismo de quien delega incluso eso.
Y esa separación ya ha empezado. Nos seguimos leyendo en 2026.